domingo, diciembre 27, 2009

La sobrevivencia como desafío

¿Hay una forma universal de resistencia? ¿Existe alguna virtud en dar muerte como una tentación para preservar otras vidas? Y, si la venganza consiste en saldar cuentas pesadas que oxidan el alma, ¿acaso no iríamos tras ella para saciar la ira interna que la muerte de nuestros seres más cercanos produjo?
Desafío de Edward Zwick presenta la radiografía de tres hermanos judíos en Bielorrusia cuyo único fin por aquellos nefastos años de entre guerra (1941) sería lo que para muchos es lo más simple y anodinos de todos nuestros actos: la sobrevivencia.
Y para sobrevivir del exterminio y la carnicería nazi habrá que seguir dos líneas paralelas, dos vertientes que simbolizan los polos opuestos de resistencia: entre el ojo por ojo; es decir, el aniquilamiento de nazis para abrirse paso hacia un futuro incierto, sin tregua y que denota la venganza reprimida donde matar se erige como una virtud para mantener con vida a los suyos. Y, desde el campo contrario, escogiendo la bandera de la resistencia pacífica, visionando tiempos mejores, siguiendo un humanismo que los reprime de utilizar la venganza como propuesta de salvación.
Películas sobre la bestialidad del nazismo y el despiadado exterminio de judíos desposeídos, desvalidos e indefensos hemos visto muchas; por tanto, la puesta en escena de Zwick de introducirnos en la odisea de los hermanos Bielski que, escogiendo caminos distintos, lograron sobrevivir a la masacre del holocausto, resulta interesante pues la piedad y compasión que el espectador acostumbrado a este tipo de filmes suele tener, desaparece por completo, se diluye como agua de verano y observamos, por el contrario, el coraje, la venganza, la asunción del liderazgo y el valor unánime de judíos errantes que creyeron en la posibilidad de resistencia y cuyo único objetivo era simplemente alargar la vida misma.

Sin embargo, la presencia de un arquetipo desdibuja una película. Y ese es justamente lo que ocurre con algunas escenas en Desafío. Cuando el líder de la resistencia pacífica Tuvia (Daniel Craig) arenga a los judíos que lo siguen a sobrellevar los malos tiempos, lo hace subiéndose a un caballo lo cual nos remite rápidamente al Brave Heart de Mel Gibson. El sello de un director habita en la originalidad que le imprime.
La otra ocurre cuando el grupo de judíos al escapar del bombardeo alemán se encuentra cara a cara con el río que, sin otra alternativa, deben cruzarlo. Es Pascua. Recuerdan a Moisés cuando abrió el mar y se cargan de valor y fe. El paralelismo religioso para explicitar la creencia bíblica del judaísmo sobra en esta escena puesto que la efervescencia y el fanatismo que encierra una religión es suficiente motivo de expresión.

No es una película imprescindible ni una obra maestra, pero Zwick se encarga de narrar los hechos sin asumir la denuncia que este tipo de filmes alberga como una forma de presentar la autoindulgencia. Cumple con la verosimilitud del relato y nos presenta un hecho histórico de la colectividad de judíos sobrevivientes desde una perspectiva ya no de la indefensión de los oprimidos sino de la entrega y la temeridad, el valor y el arrojo que procuraron la conquista de sus propias vidas.

lunes, diciembre 14, 2009

Carta a Violeta (Gustavo Valcárcel)

La tentación de copiar un poema, un pequeño verso, de ojearlo y haber querido escribirlo tal como está, siempre encerrará los misterios de la genialidad que tocó las fibras de su autor. Quiero transcribir, por eso, unos cuantos versos que me robé de Gustavo Valcárcel quien dedicó este poema desgarradoramente bello a Violeta, su amada. O, en palabras más dignas que rescatan la esencia de este poema, dedicado a su esposa González Vigil sostiene que "quizás por ellos las páginas más notables de Valcárcel estén dedicadas al amor, sobre todo a su esposa Violeta Carnero, compañera ejemplar, verdadero pilar de su existencia".


Después de tantos meses de silencio
sentí esta mañana el deseo de escribirte
de escribirte una cosa muy sencilla:
para tanto amor, hemos sufrido poco,
para tanto amor, hemos hablado poco,
para tanto amor, no hemos vivido nada.

Vivir -¿me oyes?- vivir un día nuevo
en el que nadie nos persiga
ni nadie nos embargue
ni se nos corte la luz por unos pesos
ni se nos acuse de extranjeros.

Vivir un día nuevo
en el que trabajemos sin lágrimas ni odios
pudiendo sentirnos camaradas de todos
y en el que por fin nos sea devuelto
el Perú de nuestras entrañas, nuestro Perú del llanto.

Vivir -¿me oyes?- vivir un día nuevo
en el que la vergüenza no nos astille el ojo
como cuando se enteran nuestros hijos
de esta paternal orfandad de dos monedas.

Vivir un nuevo día. Un día, en suma,
en el que podamos cantar todos los hombres
después de sentarnos en la yerba
a jugar a la comidita
-como dice nuestra hija-
sin que a nadie le falte de comer.

En busca del paraíso

Habrá límites para la tenacidad femenina? ¿cómo se construye el carácter si, en tiempos medievales del pensamiento y la condición de domesticación de género, hacen del temperamento un fin inalcanzable para la mujer?
Y tal vez sea esa la causa que don Alberto Sánchez tituló "Una mujer sola contra el mundo".
Pero el libro al cual nos abocaremos es aquel que tanto la abuela Flora como su nieto Paul Gauguín, buscan, en las rendijas de la memoria cuando encuentran instantes de mirar hacia adentro, el Paraíso. Aquel juego que de pequeños ambos, en distintas épocas y lugares -Flora en Paris; Paul en la lejana Arequipa- jugaban preguntando si aquí está el Paraíso.

Metáfora con púa, metáfora que lleva veneno en el dardo que recorre las vicisitudes de vidas tan distintas e iguales a la vez.
El paraíso en la otra esquina. Sí, siempre en la otra esquina. Flora Tristán buscándolo siempre con la Unión Obrera en mano, pensando que al instruir al pueblo, éste redimirá su esclavitud salarial y opresora. De todos sus recorridos para la emancipación de la mujer del yugo matrimonial, acaso fue Peregrinaciones de una Paria la mejor carrera que su voz y su testimonio para un futuro de igualdad y respeto ante la ley, pudo haber legado.
Es que Flora comenzó su travesía tan larga e ingrata de abolir la injusticia y salvar a la humanidad de la opresión burguesa, cuando despertó a las cuatro de la mañana y se dijo: "Hoy comienzas a cambiar el mundo, florita". Y así comienza Vargas Llosa a sacarnos de éste para volver con la imaginación al mundo de aquel siglo.
Así eran aquellos años en los que Flora recorría toda Francia con la prédica que formaba comités, y con las desventuras que éstas la deparaba.

Paul Gauguín, muchos años después, trató de conseguirlo regresando al estado primitivo y libre que la occidentalización aún no había rozado.
Creía que el Paraíso se encontraba allí donde la libertad asoma sus virtudes y deja a los habitantes de Tahití la felicidad de no verse todavía invadidos por otras culturas.
Ya en sus agonías -pues no solo tuvo una vida, sino muchas- Paul se verá cuando allá en Arequipa, en casa de su tío-abuelo Pío Tristán, jugaba a buscar el Paraíso.
Tal vez lo encontró o creyó encontrarlo pues, después de todo, la memoria rinde homenajes por la belleza artística de pureza marquesana.

Flora odiaba la sumisión que las mujeres tenían como carácter. Por eso, y por las leyes de aquel siglo, estaba sola. Sola contra el mundo que miraba como una rara aviz a esta mujer de ojos profundos que contribuyó al rescate del carácter femenino y la eliminación de la esclavitud laboral de los obreros. Siempre en la otra esquina, Florita, siempre.

domingo, diciembre 13, 2009

La profesora de piano

Quien por estos tiempos aún se encierra en una vida conservadora e hipócrita, mejor que no vea esta película.
Quien gusta de Hollywood y todas las heces que nos bombardea a través de la pantalla con popcorn como postre y una coca cola al lado, no debe ver esta película.
Quien tiene la vida como las aguas de una laguna, tan calmada, tan pacífica, tan ala (Vallejo dixit), esta cinta sería el huracán Katrina.
Las películas de Michael Haneke, director de La profesora de piano, encierran el desconcierto de saber que todos tenemos un lado oscuro poco habitable y que no son muchos los que manifiestan esas personalidades sádicas, morbosas, perversas, chocantes y reprimidas.
Si no tienes una libertad mental y sin prejuicios, quizá películas como esta te causen una alteración en tus días.

La profesora de piano cuenta la historia de Erika, una decadente solterona que bordea los 40 y cuya madre es la personificación de su vida reprimida. Ella encuentra dos caminos opuestos y conflictivos pero atrayentes y necesarios que fluyen como ríos paralelos: el arte que encuentra al enseñar la música de Schubert y Schuman (aceptable para una sociedad burguesa decadente), y el sexo en todas sus interpretaciones humanas (marginable para la misma sociedad hipócrita).

Es así que Erika sale de casa a enseñar a tocar el piano y que, antes de regresar a casa, los instintos más remotos que alberga brotan como un torrente que mantuvo durante años dormido. Se dirige a una tienda pornográfica donde sorprende a todos con su presencia, saluda a uno de sus alumnos que se averguenza de ser encontrado ahí por su profesora y sigue su camino a unas cabinas privadas; es la manifestación de querer sosegar un placer, de atenuar la angustia corporal que existe en todos, es el instinto humano en su plena osadía desnuda.

En uno de los recitales de Schubert y Schuman, Erika conoce a Walter, joven prodigio en la música que encontrará la manera de seducir a su profesora ignorando que ella es el resultado de una represión contenida, callada, y que jugará a las perversiones sexuales como una forma de liberación. Se demuestra aquí lo que muchos escondemos como un empaque que nadie debe verlo: la satisfacción y el placer que produce el dolor.

Ya lo había escuchado: el cine de Haneke no es para salir de una de sus películas con la sonrisa y la satisfacción de entregarte todo contado, no.
Escondido y Juegos macabros películas que también encierran la genialidad, guardan la misma sensación de incomodidad después de verlas.
La profesora de piano es una sensación que roza con la privación del erotismo y que desencadena en la aberración sexual. No recomendada.

sábado, diciembre 05, 2009

Una torre se derrumba

Tenemos esquemas de personajes que acaso tratamos de imitar como una forma de acercarnos a un fin. Es un paradigma. Admiramos a aquellos que alcanzaron lo que tal vez pretendemos lograr y que, sin embargo, el azar juega el partido definitivo para nuestros logros postergados. Admiré por mucho tiempo la valentía de aquella mujer que durante años no hizo otra cosa que enfrentarse a todos y siempre mandando a la mierda a los susurros que confabulaban para traerla abajo. Pero, ¿qué pasó para que el aura de endiosarte pasara a algo tan banal como la indiferencia? ¿qué hiciste para que el miedo te paralizara de esa forma tronadora? Una personalidad que se va achicando como los viejos encorbados. Una orfandad de nortes que tendré que buscar en la imaginación donde nadie es dios y donde Dios es una nadería más.

domingo, noviembre 22, 2009

Y de pronto...

Consigo un trabajo. Termino dentro de poco la universidad, los proyectos se enredan como queriendo brotar, me nombran coordinador. Ocupo mi tiempo en intereses sembrados. La curiosidad ha vuelto a elevarse. Dentro de cinco días (malditos finales) leeré los libros que me plazcan y las películas que quedaron postergadas. Asoma la sospecha de saber que estoy en buen camino, las cosas me sonríen, los días ya no son tan inútiles. Ganas de seguir, de devolver la confianza prestada, de jugar, querer, amar, vivir… y de pronto recibo noticias de ella.

domingo, noviembre 08, 2009

Mis clases...

Las politonales jarinas taladran las patitas de la araña cerebral. Inmiscuidizas, tratan de elevar, hasta levitar, las incipientes transiciones por donde se canaliza una frontera invariable del arte. Es así que -vence otra vez, a veces es galopable; otras, esquiva de las manos: la palabra- la genialidad duerme con la primariosa y venerable locura que se agazapa bajo el manto de una normalidad. Manos vacías, Adán. Desayunados. Las tácticas no me funcionan, Mario. Perdón por salvarme, otra vez Mario. Personificación ingrata de algo detestable. Bruja castradora de la desobediencia.

viernes, octubre 23, 2009

Resumiendo...

Intermitencias de un proyecto. Alternancias entre seguir en la brega y la desidia de saber que no hay un rumbo. Ideas que se gestaron y se murieron abstractos y abortivos. Planes que sucumbieron ante la amenaza de una piedra. Piedra que nunca se atravesó porque la creyeron roca cuando en realidad era papel arrugado. Visión miope de las cosas. Motivos paridos de alegrías efímeras que desembocaron y se ahogaron. Muerte causada sin haber partido. Infinitos desvaríos. Mundo que no nos necesita. Necesidad de crear uno paralelo. Hijos del flagelo. Hijos de Freud, del moquillo, de la gota. Vida subastada a la ridiculez. Marioneta que ya no puede ser el proyecto. Suicidio. Decisión que lidera al trampolín de fantasías, que la sobrepasa, que la quiere y la respeta y la abraza y la sigue. Siempre alternando con ella, haciéndola amiga, camarada, madre...

domingo, octubre 18, 2009

Recordándote un poco

Hoy al regresar del Centro Cultural de España, solo había un asiento en el bus, aquel que está de espaldas hacia el paisaje.
Bastó descubrir que era el único en todo el carro para que me acordara de Ribeyro. Era aquel que contradice a todos y la mirada por la ventana consiste en un alejamiento de algo, no en una forma de acercarse a algo, como los demás asientos. Me senté y me acordé del gran cuentista. Alguna vez Julio Ramón había dicho que este tipo de asiento consiste en una huida. Mientras alguien se sienta con la mirada hacia el paisaje que viene sabe que se acerca a algo, que está próximo a un encuentro, a un objetivo, la llegada al destino. Pero aquel que se sienta con la vista del paisaje que se aleja siente que todo le pasa, que deja lugares y que no visiona lo que viene, que la proximidad es un incierto. Todo se aleja, todo le huye, todos le huyen. No puede observar aquello a lo que fue a buscar.

Pero, para tratar de despertarlos del tedio, escuchemos mejor a las palabras de Ribeyro que en seguida abro mi libro Prosas apátridas donde él nos manifiesta las ideas mal expuestas en el párrafo anterior:

"Viajar en un tren en el sentido de la marcha o de espaldas a ella: la cantidad física de paisaje que se ve es la misma, pero la impresión que se tiene de él es tan distinta. Quien viaja en el buen sentido siente que el paisaje se proyecta hacia él o más bien se siente proyectado hacia el paisaje; quien viaja de espaldas siente que el paisaje le huye, se le escapa de los ojos. En el primer caso, el viajero sabe que se está acercando a un sitio, cuya proximidad presiente por cada nueva fracción de espacio que se le presenta; en el segundo, solo se aleja de algo. Así, en la vida, algunas personas parecen viajar de espaldas: no saben a dónde van, ignoran lo que las aguarda, todo los esquiva, el mundo que los demás asimilan por un acto frontal de percepción es para ellos sólo fuga, residuo, pérdida, defecación".

jueves, octubre 01, 2009

Algo tarde...

Y seguía con los tormentos desde su nacimiento abortivo. Desde los pasajes inesperados cuando alguien le abrigó para reemplazar la guarida calurosa de un vientre. Tenia que salir, tenía que contemplar los instantes precisos que su cabeza asomaba a un mundo distinto, dichoso, alegre… detestable. Pero seguía ahí, lo observaba todo y se preguntó si no se había equivocado de tiempo, de espacio o acaso de circunstancia. Pero tuvo que aceptarlo, correr el riesgo de entregarlo todo, el riesgo del nunca dado, nunca recompensado, jamás felicitado. Y de pronto alguien aparece y se lleva nuestras vidas. Y sigue esa forma del desvivirse por el otro, tanto que a veces alguien grita para que la vida nos sea devuelta, pero es tarde. Como tarde también el regreso al vientre de fogata de donde tal vez nunca debimos salir, como tarde nuestras muertes postergadas.

miércoles, septiembre 02, 2009

Como una costumbre

Como diría Mafaldita, somos tus hijitos de indias. Nadie te enseñó a ser lo que acaso nunca quisiste. Pero era como una costumbre, una cuestión de seguir dejando el apellido vivo y para que la genealogía no se acabara en ti. Lo peor de todo es que nos quedamos sin abrigos que nos protegieran al final del viaje de la niñez y ahora nos pesa una frazada que ya no puede reemplazar aquella oquedad.

Acaso por eso se voy creando una idea que pongo el punto final. Que termine en mí lo que pensaron era una aventura que desbordaba chispas, que no se repita lo que, desde los instantes enraizados, se gestó como la mejor especie. !Qué confundidos estabamos! Pero tal vez ya no contribuya a lo que incesantemente y sin pensar dejaron como una estela desvariada.


Pero no te reprocho, nadie te enseñó a serlo, tal vez diste lo mejor de ti y que resultó una miscelánea de aciertos y desvaríos. Sigues en busca de porvenires alucinados solo por tu cabeza y que, viéndolo ahora desde unos ojos que han madurado al tiempo, puedo decir que te envidio por la resuelta peregrinación que te lleva a todos lados mientras que yo sigo hermetizado por lo que tu convertiste en una rayuela, en un juego de niños, sigo perteneciendo al mundo de los soñadores que viajan con la imaginación y que tú lo hiciste rutinario.

Te preguntaron quién había sacado tu carácter, me apuntaste. Al parecer fue un error más pues si así fuera toda mis sueños imaginables hubieran aterrizado, como los tuyos. El reflejo de tu constancia no ha tenido el eco que muchos esperaban con platillos y orquesta, pero quizá la desidia, esa que nunca te acompañó, se duerma en mis párpados y crezca la sospecha se saber que la costumbre que siempre les acompañó se termine en mí.

viernes, agosto 21, 2009

Cabeza de Nube y las trampas del destierro

Quiero agradecer a la persona que puso este libro en mis manos con una dedicatoria que muestra la humildad del escritor Cronwell Jara. Sin ella, tal vez mis conocimientos sobre algunos grandes escritores sin reconocimientos publicitarios hubieran quedado en la ignorancia.

El título de este post es un cuento que alberga nostalgia, honestidad, injusticia, poesía y, lo que es imprescindible en una obra literaria, toca fibras del alma humana; conmueve.
La lealtad, ¿tiene límites? Y si la felonía se impone ¿qué espera aquel que se mantuvo fiel hasta sus segundos finales?
Cronwell Jara, escritor piurano de cuyos cuentos brotan siempre los fantasmas de la poesía, es sin duda una de nuestras plumas más representativas de los últimos tiempos.

Cabeza de Nube... narra la historia del destierro de la ciudad natal, Piura, y el abandono a quien siempre tuvo a la lealtad como única bandera: Gungo.
Un mal día el sargento primero, Cabeza de Nube, llega con la noticia de partir a Lima. La familia alberga un perro llamado Gungo que, según el sargento, es imposible llevarlo.
Ganador de infalibles batallas, hacedor de la magia de sobrevivir de siete balazos en todo el cuerpo peludo, Gungo pelea con los más bravos canes del barrio en defensa de sus dueños sin saber, claro está, que las trampas del destierro están a la vuelta de la esquina.
El día de la partida y al no encontrar a los niños con quienes lo compartió todo, toda la bravura de Gungo se convierte en un melancólico rodar por calles que eran los refugios de tiempos felices.
¿Cómo termina Gungo su peregrinaje de tristeza? ¿Qué noticias reciben los pequeños que fueron forzados por Cabeza de Nube a viajar a la cuidad del mounstro de mil cabezas?

Cabeza de Nube y las trampas del destierro revela nuestras felonías humanas aun contra aquellos que arriesgaron todo por nosotros.

martes, mayo 05, 2009

Homo Videns, la nueva especie.

“La televisión modifica radicalmente y empobrece el aparato cognoscitivo del Homo Sapiens”.
Asi de letal, Giovanni Sartori trata de despertar nuestros sentidos adormecidos por la letanía de los programas de televisión.
La tesis del libro es la idea que encierra el aletargamiento de ver imágenes que nos otorga el tele-ver y la disminución a velocidades fantasmales de nuestra capacidad de abstracción a través de los símbolos.

Sartori postula una idea históricamente sencilla: antes de ser animales razonables, somos, a través del extenso camino de Hominización, animales simbólicos capaces de despertar nuestra amodarrada imaginación. Porque nos movemos no debido a nuestra reflexión y criterio ante circunstancias desfavorables, sino mediante esa emotividad que encierra todos los sentimientos de un carácter.
La televisión degenera, es cierto, pero – otra cosa para acotar – la caja boba es la primera maestra para ese párvulo niño que se queda prendido ante miles de imágenes por segundo.

A mediados del siglo pasado, ante el nacimiento de una nueva forma de comunicación, el pensamiento colectivo apuntaba a que ésta sería un progreso – en la forma virtuosa de la palabra –.
Sin embargo, a través de esta caja, vemos desfilar el mundo con chispazos de noticias curiosas – madre pare quintillizos en tal país, Fidel tropezó por las escaleras, Paris Hilton es ninfómana, choque espectacular y múltiple por lluvias, etc – antes que las cosas que de veras nos debe concernir a todos. Sartori lo resume de la siguiente manera: “Saber de política es importante aunque a muchos no les importe, porque la política condiciona nuestra vida y nuestra convivencia”.

El punto más neurálgico del libro, "Homo Videns, la sociedad teledirigida", es al establecer la relación de la Política con este medio que, en sus inicios, todos festejaban como el mejor avance tecnológico, descreyendo en lo que ahora se ha convertido: un revoltijo de naderías y programas efímeros. La televisión es el peor medio para cubrir una noticia ya que si no está cargada de imágenes de acuerdo a lo que el periodista locuta, es una noticia sin “peso”.

Una de las aberraciones que nos procura la caja boba es el bombardeo de sondeos inncesarios que, de una forma masificada, va creando lo que es la Opinión Pública. Ese gusto de la televisión por preguntar por tal o cual candidato a personas desprevenidas que sueltan sandeces como respuestas es la que va creando una opinión que, al parecer, es de alguien que no supo qué responder y por tanto se refleja en la multiplicación de la ignorancia.

Sin embargo, y siempre sin caer en la desgracia de la desesperanza, aún podemos lograr el ensimismamiento y la abstracción que nos procura una buena lectura, aún nos queda ese instinto de guiarnos por nuestras alucinaciones que despertaron una gran novela, un cuento monumental o la poesía de saber que somos la especie de una cultura hecha de palabras y sonidos.

Resumiríamos esto con las propias palabras de Sartori: "Pero aunque no desespero, tampoco quiero ocultar que el regreso de la incapacidad de pensar (el postpensamiento) al pensamiento es todo cuesta arriba. Y este regreso no tendrá lugar si no sabemos defender a ultranza la lectura, el libro y, en una palabra, la cultura escrita".

sábado, abril 11, 2009

Los encuentros con ella...

En cada encuentro inadvertido, él le aseguraba sentirse bien; con sus manos ágiles que enfatizaban alegría le contaba sus mejoras en el trabajo y cómo su salud galopaba hacia una recuperación avistada. Y lo hacía con tal optimismo que ella se llevaba un recuerdo alargado de tranquilidad hasta su próximo viaje cuando lo volvería a visitar. Pero él también quería saber sobre su vida, entonces ella, con labios alargados mostrando satisfacción, relataba que en el pueblo las cosas caminaban hacia un futuro promisor, que, a pesar de los lentos días que parecen nunca terminar, disfrutaba de la lluvia y el viento que le rajaban la cara, los labios, las manos… se sentía dichosa, y él, escuchándola, sentía que vivía. Pero habían establecido un pacto tácito para no develar preocupaciones, para que cada quien siga en la burbuja de felicidad: la mentira recíproca.

jueves, abril 09, 2009

Intentos

Es como una muerte lenta, parsimoniosa, alargada hasta los extremos del cuerpo provocando unos suplicios de socavón. Sí, te habían matado Lunita. Y lo peor de todo es que así lo decidiste. Te aferraste a una independencia ilusoria y ridícula que te costaron las ganas de seguir bregando. Hay, Lunita, quisiste ser tú mismo cuando en realidad ya nunca podías serlo. Ahora, lo peor de todo es que caminas sin cabeza y siempre ensanchando la ruta que te lleva hacia el elemento.

Cuando tenías los pantalones cortos y fangosos te aferrabas a la frágil idea de que en el mundo nada era malo. Que había un Dios celestial que largaba su bondad espiritual hacia todos los hombres, que mamá y papá eran siempre tus héroes favoritos de todas los dibujitos que veías – y que te entontaban, ciertamente –, que el rencor y la venganza eran solo eso: simples palabras abstractas.

Cómo te habían cegado la vida, Lunita. Ahora todo te llega como ráfagas punzantes no dándote tiempo de levantarte, siquiera, de la anterior estaca.
Ahora que piensas que has conquistado una ilusa emancipación, te percatas de que la vida encarcelada en una burbuja irreal, fue tan cruel como la muerte que te va circulando lentamente.

Y gritas y blasfemas contra quienes ya no pueden cambiar sus vidas. Pero eres injusto al no escupirte en la cara porque, en realidad, fuiste tú quien eligió esto.
Y lo pero de todo, Lunita, es que así lo decidiste.

domingo, marzo 22, 2009

Chiquita

Hace algunos minutos, en una entrevista televisiva, acaba de hablar la nueva secretaria general del partido de Javier Diez Canseco. Después de haber visto esa buena entrevista hecha por Hildebrandt, no me queda más que decir que pasará muchísimo tiempo, tanto que acaso mi generación y la que sigue no serán testigos de tener un líder socialista. Todo iba viento en popa: respeto a las libertades individuales, control al sistema ecológico, equidad, etc...Pero, ay, siguen respetando y siendo pasivos ante preguntas sobre la visión que tienen estos "líderes" del sistema de Cuba.

Porque Cuba, hace aproximadamente, media década, que dejó de ser la Isla para mutar a lo que seguramente sabe a Carcel. Porque seguramente saben de las atrocidades del autoritarismo castrista, pero hay un silencio levitador y flotante ante preguntas que tienen el sabor a agujas. Caso Padilla, dixit.

Me pregunto, de una forma ingunia y despreocupada, si tendrían menos votos estos "líderes" al decir enfáticamente: Sí, Cuba es una dictadura.
Aquel socialista o izquierdista que tenga el coraje de afirmarlo...tal vez pueda verlo con más seriedad. Claro, aunque mi percepción es una nadería, pero al menos es...en vez de simplemente no serlo.

Prefiero el Apra de García que la carceleta cubana, aunque valgan verdades, este partido de Haya está matrixado hacia el derechismo ramplón y aznariano, cuando en verdad, fue éste partido el más perseguido del Perú por sistemas militares y derechistas.
Ironías de la vida.

viernes, febrero 27, 2009

Blanca Varela

"Y voy hacia la muerte que no existe,
que se llama horizonte en mi pecho.
Siempre la eternidad a destiempo".
B. Varela

Como un presentimiento, doña Blanca; como una visión.

lunes, febrero 16, 2009

La exigencia social

Como si la lectura hubiera pasado al último vagón de las prioridades. O tal vez alguien o algo lo impuso así.
Hace más de un mes cogí La Metamorfosis para releerlo. Hace también ya buen tiempo que no escribo nada, ni cosas publicables ni las que se mantienen en papeles u hojas que la memoria no me permite recordarlas.
Sigo en las primeras páginas y no tengo idea de cuándo terminarlo. Siempre pensé que para un buen libro las excusas sobraban, que el tiempo no es un muro a derrumbar, que solo la desidia y la indolencia podían acabar con las ganas de un lector.
Que, en realidad, siempre existía tiempo para agachar la cabeza solo ante un libro.
Tal vez mi ingenuo pensamiento y mi despreocupada rutina de siempre hacer nada, me hacían ver las cosas de eso modo, de esa forma borgeana de ver el paraíso en una suerte de biblioteca.
Pero me sumergí en la exigencia tácita del trabajo. En esa que te ahoga hasta la costumbre, que te vuelve un autómata haciendo naderías pero, al fin de todo, manteniendo el cuerpo en pie, que transforma tus horas levitadoras - porque siempre una buena lectura es un acto de levitación - para convertirlas en un producto de lo más banal: el dinero.
Es así que me quedan cinco o seis horas libres al día, pero también la exigencia corporal atenúa las ganas de robarle horas al sueño. Recuerdo la larga entrevista que le hizo Mariella Balbi a Fernando de Szyszlo y, casi al final, entre tantas otras frases que admiro, retumba aquella del pintor que decía "recuerdo los días en que acostarse por las noches me parecía un tal desperdicio de tiempo que nos había sido otorgado".
Resumiendo estas imposturas diré que me he convertido en un recluta más que se llena los bolsillos -porque de eso viviré- y que si pudiera jerarquizar deseos escogería, ante todo, lecturas; pero como sabe que de aquellos no podrá mantener el cuerpo con esa cosa llamada vida, escogió las necesidades que la exigencia social impone: el trabajo.
Pero, a pesar de las muchas horas que la paso trabajando, sé que pronto vendrán tiempos mejores. Al parecer, existe una esperanza dentro del pesimismo más bloqueado.
Y yo lo creo así.