viernes, abril 11, 2008

La fertilidad del tiempo

Escribir sobre la cotidianeidad es estrictamente grotesco. O como decía el buen Julio Ramón: “La mayor parte de nuestros actos son inútiles, estériles”.
Entonces, si la trivialidad acompaña nuestros días, no somos más que entes expulsadores de vanalidades que a nadie importa.
Nuestros actos, monocorde a las minucias efímeras –como diría Borges – de nuestras palabras, multiplica la sensación de desperdicio alargado que nos aqueja.
Pero, para no caer en la desgracia del ateismo que es la creencia de no creer en nada y tener como abanderada a la esperanza levitadora, tal vez nuestros únicos actos fecundos, como ya lo dijo Ribeyro, son las horas empleadas en leer o escribir un libro.