miércoles, mayo 14, 2008

El hijonuestro

“Yo quiero rezar a fondo un hijonuestro”
Si con el trotar de los años hemos sostenido el rezar inapelable hacia un dios – llámese Alá, Jesús, Buda, etc – por qué, ahora, la humanidad no puede verter el agua de la fe hacia, no un omnipotente, sino su propio ser: el hombre del hombre.
Por qué no le rezamos a las generaciones que nos precederán, pues, una vez más, ésta se irá dentro de unas décadas dejando el mar quieto y navegador antes que la estela espumosa de dudas y reclamos contra los que dirigen el mundo, la economía, el eclipse ambiental sin remedio para la sobrevivencia, la educación ilusoria que nunca tuvimos, el criterio y la confrontación siempre como abstracciones, nuestra sempiterna desidia como bandera peruana.
La frase con la que empieza este comentario no es mía, sino de Silvio Rodríguez.
Sí, es la abdicación al dios eterno que todo lo puede para confabular entre todos los hombres un porvenir más grato sino a los hijos, a los hijos de nuestros hijos.
Veo, en caso nuestras descendencias mantengan ese espíritu saqueador de la Tierra, que la sepultura se hace más profunda con la lampa dorada que pondrá fin a nuestra existencia.