jueves, junio 03, 2010

En círculos

Lucas pensó que había recorrido un gran tramo, creyó que después de penetrantes esfuerzos que lo arrinconarían a un destino, tal vez pudiera saberse un poco mejor, reconocerse con alguna certeza entre las taladrantes incertidumbres que lo aquejaban, pero cuando se vio a sí mismo pisando la tiza harinada que muchos años antes decía "partida", sus ojos se arrinconaron hacia ese oscuro callejón de donde brotan las más bellas y desdichables historias: la memoria.

De pronto, las manos de Lucas envejecieron hasta los límites del miedo y un temblor interior produjo una sombra que le recordó los pasajes de una existencia anodina.

Sus pies pisaron la línea blanca que fue para él como un resorte procurando una huida alterada por el pasmo. Tuvo un grato recuerdo al reconocer que, tiempo atrás, el sur fue su elección en el viaje desesperado de un olvido. Por eso, se reconfortaba así mismo saber que ahora, con el único camino que quedaba, el norte no le devolvería al inicio, motivo de sus temblores recurrentes.
Y caminó. Pero las líneas ya estaban trazadas y todos los caminos desde una vista aguileña conducían a las más bellas y desdichables historias.