jueves, octubre 16, 2008

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Fue Fernando de Szyszlo quien alguna vez dijo algo sobre el elemento.
Mucho tiempo después aquella idea volvió – y cambió la reminiscencia en recuerdo – con una canción de Jorge Cafrune: “Al pobre mi canto doy y así la paso contento, porque estoy en mi elemento y ahí valgo por lo que soy”.

Toda búsqueda del elemento implica una rebelión. Toda inclinación al arte deja una estela espumosa de querellas con quienes tienen como bandera a la madre resignación.
Los que encuentran refugio en la Literatura, la música, la pintura…acaso tengan la secreta esperanza de saber que no están desperdiciando sus días en el constante ajetreo de la rutina.

Ignoro si estas banalidades albergan la posibilidad del reconocimiento, del aplauso en el auditorio, las felicitaciones en un salón; pero tengo la certeza de saber que el cultivo de un arte nos procura el nexo más próximo a la levitación. Una sensación inefable entendida por aquellos en quienes la vida sería invivible si no labraran eso que nos aproxima a ser más humano: El elemento.