miércoles, agosto 13, 2008

Carta a Violeta

Cuando Gustavo Valcárcel escribió Carta a Violeta - su eterna amada - tal vez nunca imaginó el eco sempiterno que, con el trotar de los años, este poema traería.
Resumo el poema:


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Después de tantos meses de silencio
sentí esta mañana el deseo de escribirte
de escribirte una cosa muy sencilla:
para tanto amor, hemos sufrido poco,
para tanto amor, hemos hablado poco,
para tanto amor, no hemos vivido nada.

Vivir -¿me oyes?- vivir un día nuevo
en el que nadie nos persiga
ni nadie nos embargue
ni se nos corte la luz por unos pesos
ni se nos acuse de extranjeros.

Vivir un día nuevo
en el que trabajemos sin lágrimas ni odios
pudiendo sentirnos camaradas de todos
y en el que por fin nos sea devuelto
el Perú de nuestras entrañas, nuestro Perú del llanto.

Vivir -¿me oyes?- vivir un día nuevo
en el que la vergüenza no nos astille el ojo
como cuando se enteran nuestros hijos
de esta paternal orfandad de dos monedas.

Vivir un nuevo día. Un día, en suma,
en el que podamos cantar todos los hombres
después de sentarnos en la yerba
a jugar a la comidita
-como dice nuestra hija-
sin que a nadie le falte qué comer.
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