viernes, agosto 08, 2008

El compromiso

Para sobrevolar los límites de la subjetividad y la monótona vida de este blog, tal vez el ofrecimiento de algo – llámese interés, curiosidad o cultura – sea el abrigo que nos proteja contra la estupidez extrema. Curiosidad mía que pretendo atomizar y diseminar por las fronteras humanas – siendo el arte lo estrictamente humano –, aunque tenga la certeza de una deshumanización latente que roza los limites de la estulticia.
Es así que procuraré, con el perdón de una ignorancia planetaria, garabatear percepciones sobre el interés personal.
Si asumimos el compromiso consistente de proporcionar algo sin desmayar en el intento, quizá algo irá creándose en nosotros. El mío es un compromiso tenue, pero, a pesar de todo, lo es.
Pero el que se asume como una forma de deposición íntima, de ceguera de éxitos personales, de caravana de hombres felices como fin supremo, de, en suma, la utópica equidad en nuestra condición efímera y humana, sea en realidad el compromiso que pocos, con el trotar de los siglos, han querido dejar; o como bien lo dijo Emmanuel Lévinas “lo humano del hombre es desvivirse por el otro hombre”.