domingo, noviembre 08, 2009

Mis clases...

Las politonales jarinas taladran las patitas de la araña cerebral. Inmiscuidizas, tratan de elevar, hasta levitar, las incipientes transiciones por donde se canaliza una frontera invariable del arte. Es así que -vence otra vez, a veces es galopable; otras, esquiva de las manos: la palabra- la genialidad duerme con la primariosa y venerable locura que se agazapa bajo el manto de una normalidad. Manos vacías, Adán. Desayunados. Las tácticas no me funcionan, Mario. Perdón por salvarme, otra vez Mario. Personificación ingrata de algo detestable. Bruja castradora de la desobediencia.

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