sábado, agosto 28, 2010

La cárcel perpetua

“Estudio Comunicación”, nunca había reflexionado sobre las usuales dos palabras que saltan cuando alguien me pregunta qué hago. Termino el próximo año, si el azar me da una mano, esa, que a veces alarga mis labios y me descubre con una sonrisa dichosa; esa, que casi siempre se me escurre. Sin embargo, sería una coartada refugiarme en los misteriosos mecanismos de la suerte. Creo en el esfuerzo y sus efectos, favorables o huidizos, que siempre deja cuando solo queda humo en el campo de batalla, a pesar de que todo empeño reserva el condimento del azar que a veces puede ser determinante. Pero estudio Comunicación, decía. De pronto, como tantas veces, tengo un inventario de preguntas que acaso nunca tenga respuestas. ¿La Comunicación se estudia? ¿No es acaso la expresión de ideas, pensamientos, sentimientos; la demostración de nosotros mismos a través del práctica de comunicarnos? ¿Eso se estudia? ¿Quién fue aquel que creó un proceso innato y salvaje en algo tan rígido como un estudio, un análisis, una norma casi dogmática? Y, sin embargo, no tengo respuestas para ninguna de ellas.

Lo peor es que he negado todo acercamiento con la práctica de comunicarnos. Mi comunicación en casa a veces se cierra en un “chau, ya me voy”, y eso puede ser todo durante el día. Reconozco que hay días festivos gracias a la soltura verbal y sincera, pero la norma es el primer ejemplo que menciono. Una psicoanalista le dijo a una estudiante de Derecho, que ella eligió esa carrera porque vivió la injusticia que observó de niña en su hogar, porque sufre de ver tantas arbitrariedades, porque quiere invertir la figura que presenció. Niñez, hogar: Las claves del psicoanálisis para desnudar nuestro comportamiento irreversible. El silencio decidor de la universitaria confirmó las especulaciones. ¿Qué le diría un psicoanalista a un estudiante de Comunicación? La respuesta está en la misma pregunta. Y mientras tanto yo estudio Comunicación, aquello que no practico, acaso porque la infancia es una suerte de cárcel perpetua, de destino.

1 comentario:

angel dijo...

hola hector soy angel perez. Hermano que pasa ya veo que no escribes desde hace mucho tiempo, a ver si pones algo de inmotalidad en esta realida virtual que bifurca nuestro instransigente mundo.Saludos